21.9.07

Una Misión / A Mission

Disclaimer: Ni Fara ni Star Fox me pertenecen. Son propiedad de Benimaru Itoh y Shigeru Miyamoto, respectivamente. John, Allison y Lucy, entre otros son creación mía, por lo tanto si alguien quiere usarlos deberá por lo menos darme crédito a mi.

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Comenzado el 21/09/07 a las 12:57 hrs.
Retomado el 25/12/07

Last Wish
Chapter 1 - A Mission
by Millia Vargas





Era un hermoso atardecer en uno de los cielos más claros del sistema de Lylat.

Los tonos rojizos del cielo degradaban suavemente hacia el anaranjado, que lentamente se difuminaban a medida que los últimos rayos de luz tocaban la tierra, para terminar en un pequeño hilo de amarillo en el horizonte, donde el único sol del sistema se escondía mientras en lo más alto, las dos lunas del planeta comenzaban a hacerse visibles gradualmente, casi como si tuvieran temor de despertar al adormilado sol que no regresaría sino hasta dentro de dieciocho horas.

Abajo del cielo estaba la ciudad, cuyos altos edificios forrados de espejos se erguían esbeltos y prepotentes, reflejando en sus limpios cristales cada uno de los colores del ocaso tan nítidamente que se podría decir que se mimetizaban con el cielo. Algunas naves sobrevolaban la ciudad, la mayoría gigantescas y ruidosas bestias de carga, pero habían otras cuantas más pequeñas y silenciosas, provistas de pancartas y propaganda.

Casi a la altura del suelo, los vehículos y el ruido, personas que caminaban por sus estrechas y subdimensionadas veredas, diseñadas mucho antes de lo que el tiempo podía decir. Como si nunca se hubiera pensado que esta ciudad fuera a crecer tanto.

Así era Zoness, una de las primeras colonias de Corneria, también una de las primeras en ser abandonada a su suerte y tratando de prosperar como planeta independiente. Zoness claramente había logrado subsistir a pesar de todos los cambios de corriente, tanto políticos como sociales, climáticos y medioambientales. La ciudad principal era casi tan próspera como la capital de Corneria. Casi. Pero no era esa la razón por la que fueron llamados a ese planeta.

Andross había tomado el control militar de Venom hacía tres años. Por alguna razón desconocida para ellos, el ejército y actual gobierno corneriano se aseguró por todos los medios de encubrir la pérdida del planeta. Plantaron evidencias, contrataron personal especializado y engañaron a los medios. Llegaron al borde de menospreciar a Venom, llamándolo 'el peor lugar del sistema'. Especialmente apto para exiliar al desquiciado y rebelde doctor.

Por supuesto, ellos nunca exiliaron a nadie. Pocos, fuera de los cabecillas del ejército, sabían de estos hechos. Probablemente ellos eran los únicos. No por nada los habían exiliado a Papetoon.

Sin embargo, los cornerianos nunca imaginaron que Andross se escaparía de su control.

Dentro de su protegida y aislada guarida, el doctor tuvo suficiente tiempo y recursos para desarrollar y mejorar la biotecnología ya conocida. Los tomó a todos por sorpresa cuando lanzó su primera base espacial. Pero fue cuando Andross se apoderó poco a poco de las pequeñas colonias cornerianas en Macbeth y el pequeño Papetoon, cuando el gobierno soberano de Corneria decidió tomar medidas. Hasta ahora, sin resultados.

Zoness aún era libre del poderío de Andross, y sus habitantes vivían en paz. Fox no sabía que planes tenía Andross para este planeta que explicaran el porqué estaba resistiéndose a conquistarlo.

Tuvo la sorpresa de su vida cuando Slippy llegó a su recámara con un mensaje del actual General de Corneria, lo contactaba para que investigara la situación en Zoness. Por supuesto, Fox accedió a cambio de una no modesta suma de dinero.

Ya estaba comenzando a extrañar el aroma de la arena y el calor del desierto...

"Aburriiiido". Se quejó Falco desde el sofá.

Fox se separó del ventanal de la habitación en donde estaba, para dirigirse hacia su amigo emplumado.

"No te quejes, por lo menos nos han dado una habitación de lujo".

Falco frunció el ceño y se recostó a lo largo del sofá dándole la espalda, pero no respondió. Era cierto. Ni en el más salvaje de sus sueños se había visto él en una pieza como la que había en ese hotel cinco estrellas, se rumoreaba además que era uno de los mejores del sistema. Le costaba imaginar que el día anterior, a esa misma hora, estaba tendido en una cama de piedra en la guarida de Papetoon.

"No me agrada este lugar", dijo Falco levantándose y poniéndose de pie.

"¡Sí, te agrada!", Peppy había estado escuchando la conversación desde la cocina. Estaba preparando la cena con mucho gusto. Hacía tiempo que no tenía una cocina apropiada y ahora que la tenía, quería aprovecharla aunque fuera por unos días. Cocinar se había convertido en su pasatiempo desde que los exiliaron de Corneria. No era un profesional, pero nunca nadie reclamó, ya que ninguno de los demás tenía habilidad alguna. No significaba que todo lo que preparase fuera delicioso, pero no había otra opción.

Falco decidió no discutir más sobre el tema. La verdad era que había algo que le molestaba más que el aire artificialmente descontaminado de Zoness.

"¿Por qué aceptaste esto, de nuevo?". Falco sabía la respuesta a su propia pregunta, la había preguntado desde que dejaron Papetoon esa misma mañana, sólo para fastidiarlo.

"Por dinero, lo sé", dijo Fox pasando una mano por su rostro. No era tonto, se había dado cuenta de su juego y no iba a darle el placer de ser visto enfurecido. "Da gracias porque no eres tú el que tiene que volver a la escuela pública".

"Sé razonable, Falco. Tarde o temprano nos íbamos a quedar sin más naves imperiales que asaltar en Papetoon", dijo Peppy, saliendo de la cocina con un bol de comida y varios platos para servir, que dejó sobre la mesa.

"Deberías dejar de molestar a Fox, Falco" dijo Slippy, entrando por la puerta de atrás. Acababa de salir de la piscina, atraído por el olor a comida. "Gracias, Peppy", agregó, mientras se sentaba. Fox hizo lo mismo.

Falco estaba perdiendo la paciencia. "No se trata de eso, maldita sea..."

Todos lo observaban, ya estaban sentados y con sus platos llenos de comida.

Esa fue la última gota.

"¡No me digan que no pueden verlo!", Falco estaba enfurecido, alzando ambos brazos al aire en desesperación. "Se trata de que EL ejército de Corneria nos ha contratado a nosotros, luego de habernos exiliado a un planeta de mala muerte, aún cuando nosotros estábamos en lo cierto, ¡y ni siquiera hemos escuchado una disculpa!"

Slippy y Peppy lo miraron sorprendidos, Fox bajó la cabeza para mirar su plato de comida. Sabía que éso era lo que molestaba a Falco. No lo culpaba porque a decir verdad, a él también le molestaba.

"... Ellos ni siquiera confían en nosotros, maldición, ¡este maldito apartamento está plagado de malditas cámaras!" Gritó Falco.

Nadie dijo nada. Todos se habían dado cuenta, pero nadie se había atrevido a señalarlo.

Luego de un rato, Peppy y Slippy se pusieron a comer en silencio. Al ver esto, Falco se sentó en su silla y trató de calmarse, tomó su tenedor y comenzó a comer de mala gana.

Fox no podía comer. Esa definitivamente no era su forma de trabajar con sus compañeros de equipo. Sí, les habían proporcionado una suite en un hotel de lujo, pero aún en la cueva de Papetoon se sentían más a gusto.

"Tienes razón", dijo Fox. "No podemos aceptar este tipo de insultos", concluyó.

Falco estaba apunto de introducir otra bocanada de comida en su boca, pero se detuvo en cuanto escuchó a Fox. "¿Qué?"

"Tenemos mucha limpieza por hacer, ¿no creen?"

No tuvo que decir más, tanto Falco como Peppy y Slippy estaban sonriendo en su dirección.

"¿Podemos terminar de comer?", preguntó Slippy luego de un rato. Los demás rieron y siguieron comiendo. Esta vez, todos estaban agradecidos.

Ése era el líder que ellos habían escogido seguir.

No fue difícil encontrar cada una de las cámaras y micrófonos que habían implantado en las distintas habitaciones del apartamento. Muy pronto, los basureros estaban llenos de la más moderna tecnología de espionaje.

Poco tiempo después recibieron una llamada del General, que decidieron atender a la brevedad, dada la situación.

"Ciertamente, ustedes son cosa seria," dijo el General con voz apesadumbrada. "Acaban de romper con todos los protocolos de nuestro servicio de inteligencia interplanetaria"

Falco frunció el ceño en dirección al General y le dio la espalda, retirándose a su habitación. "Su inteligencia interplanetaria me la paso por la-"

"¡DE TODOS MODOS!" Dijo Fox con un tono más elevado con el fin de salvar a su amigo de cualquier tipo de represalia. "No es como trabajamos, y si bien he aceptado el trato, no quiere decir que tengamos que jugar bajo sus reglas. Les estamos haciendo un favor, después de todo. Podría empezar por explicarnos en que estaba involucrado este agente".

En ese momento, sonó el timbre de la habitación.

"Pueden abrir. Como siempre, nuestra mensajera es oportuna", dijo el General, riéndose un poco de las caras de asombro de sus empleados. "Ella les informará de todo. Por mi parte, debo atender algunos asuntos..." Hizo una pausa, casi como si estuviera pensando las palabras correctas para decir.

"No la hagan esperar".

Con esa última advertencia, su holograma desapareció. Peppy suspiró, él conocía a Pepper aún antes de que fuera General, y no le extrañó que una vez más huyera con la cola entre las piernas a la hora de dar explicaciones.

Falco era el más próximo a la puerta. Con su dedo índice pulsó el botón para abrirla, en menos de un segundo la puerta desapareció y en su lugar, había un gato.

Un gato color rosa.

El cerebro de Falco relacionó velozmente esas coincidencias.

"¡¿Katt?!" Exclamó, las plumas de su nuca se engrifaron de la sola sorpresa. ¿Había el General pensado hasta en el más mínimo detalle?

Katt estaba vestida con un traje blanco, llevaba sobre su cabeza un enorme gorro, y sobre sus brazos cargaba una igualmente enorme caja. En su hombro derecho lucía el logo de Zoness Enterprising Trading Markets. De no haberla conocido antes, Falco hubiera pensado que era una mensajera de verdad.

"¡Gracias por ser tú!" Exclamó Katt, lanzándole a Falco la pesada caja, que afortunadamente atrapó sin caer torpemente al suelo.

Katt pasó su mano izquierda por sobre su frente retirando el sudor y examinó a los que estaban en la sala. Todos estaban observándola, todos menos Falco que estaba ocupado llevando la caja a la mesa más cercana.

"¡Hola!" Saludó."Me alegra saber que no soy la única escasa de los verdes, si saben a lo que me refiero", dijo sonriendo de oreja a oreja.

Silencio fue lo único que encontró sus oídos.

"Ehh..." Fue lo más inteligente que pudo salir de la boca de Slippy.

"¿Se conocen?", continuó Fox, señalándolos a Falco y a ella.

"Sí", dijo Falco desde la mesa, tratando de recuperar el aliento. Katt sonrió en su dirección.

"Es una molestosa, lo mejor es que nos deshagamos de ella lo antes posible", continuó. La sonrisa de Katt se borró automáticamente, para ser reemplazada por una mirada asesina. Falco frunció el ceño en su dirección y se dirigió a una esquina de la habitación, donde se apoyó contra la pared, sin prestar atención.

"Katt Monroe, a sus órdenes", dijo finalmente la felina, haciendo una grácil reverencia ante el resto del equipo. "Supongo que tú debes ser el líder".

Fox dio un paso adelante, y afirmó con la cabeza.

"Fox Mccloud", dijo y estiró la mano para estrecharla con la de Katt. "Ellos son Peppy Hare y Slippy Toad".

"Buenas" dijo Peppy, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza. Slippy se limitó a observar con curiosidad a la nueva invitada.

Katt sonrió en dirección a los tres y se aproximó a la caja que Falco había dejado sobre la mesa. Delicadamente, cortó el borde con una de sus garras, mientras con la otra mano levantaba la tapa. "Espero que estén preparados para oír lo que les debo decir al respecto. Muchas cosas han cambiado por estos lugares desde que te fuiste, Falco", dijo observando en su dirección.

Falco la observó de reojo.

El vínculo afectivo de Falco para con Zoness era sabido por Fox y los otros del equipo, a pesar de que Falco siempre se rehusó a hablar de su vida como Hot Rodder. ¿Quizás Falco conocía a Katt desde entonces?

"Garden City está completamente destruida", murmuró Katt, con un sesgo de nostalgia en su voz, efectivamente sacando a todos de sus pensamientos.

"¡¿Garden City?!" Falco no pudo contenerlo más, se preguntaba cómo nunca se había enterado de semejante atrocidad.

Katt sonrío con pesar.

"Han pasado cinco años desde entonces. Por lo visto, el actual gobierno de Zoness no notificó al gobierno soberano de Corneria de los hechos ocurridos. Al parecer, los medios saben cómo ocultar ese tipo de noticias del resto del sistema. Eso no es lo peor, Garden City fue sólo el comienzo de un sinnúmero de ataques al planeta por parte de fuerzas imperiales. Zoness es un planeta libre ahora, pero no completamente ajeno de las leyes del sistema.

Por supuesto, a pesar de la cautela con que se guardaba el secreto, tarde o temprano alguien ajeno a Zoness iba a hablar. Pepper se enteró de estos sucesos hace apenas unos meses, por eso decidió enviar un agente a investigar el caso", dijo Katt mientras extraía de la caja un proyector de imágenes.

"Samantha Coll era el alias de la agente encargada de la investigación en la escuela pública número 4180", dijo Katt mientras mostraba la identificación de la agente en la pantalla, "especie can, de la raza collie, edad no especificada. Su rastro fue perdido hace aproximadamente un mes".

"¿Desaparecida?" Preguntó Fox.

"Probablemente muerta", corrigió Katt. "Gracias a ella, el General Pepper no sólo se enteró de los ataques de Venom, sino también de cierto grupo de asesinos profesionales contratados para terminar con la vida de, hasta ahora, cincuenta personas opositoras al régimen con influencia política y económica en planetas conquistados por Andross". Katt hizo una pausa. "¿Alguna pregunta?"

"Entonces, estamos lidiando con terroristas". Concluyó Peppy luego de estar un rato en silencio.

Falco soltó una carcajada.
"Así parece".

"¿Qué más hay acerca de la investigación?" inquirió Fox rápidamente.

"La última persona en la lista de sospechosos de su bitácora es un tal Johann Krause. Al parecer, según cuenta su informe, Samantha Coll estaba acudiendo a Buscadores-"

Fox abrió los ojos en sorpresa, "¿Buscadores?"

"Es una organización que se localiza en planetas bajo el dominio imperial, se encargan de encontrar personas desaparecidas. Se dice que la organización comenzó a formarse aquí, en Zoness. No obstante, nadie sabe quienes la conforman, ni mucho menos quienes la fundaron. Personalmente, pienso que no es más que un mito local", dijo Katt, algo de inseguridad en su voz.

"¿Puede leer esa última entrada de la bitácora, señorita Monroe?" preguntó Peppy, intrigado.

Katt sonrió en dirección a Peppy.
"Con gusto", dijo mientras mostraba en el proyector la entrada en cuestión.

"Día 29 del segundo mes solar del planeta:

Se informa a la Base sobre una organización secreta operando en el área bajo el nombre de 'Los Buscadores'.

Una liebre de montaña [edad: 18 años; estatura: un metro sesenta centímetros, mediana contextura], se aproximó a la Agente Encubierta Número 57, alias Samantha Coll, exactamente a las doce de la tarde hora local, poco después de que la Agente demostrara abierto interés por el sospechoso de nombre Johann Krause. Se dispuso una citación para el día 30 a las tres antes del amanecer".

"¿Algo más?" Inquirió Falco.

Katt negó con la cabeza. "El General me ordenó a no meterme más en la investigación, por mi propia seguridad".

"Por alguna razón, siento que nuestras vidas están siendo menospreciadas", dijo Slippy mientras suspiraba desde su asiento.

"O nuestro talento valorado", complementó Peppy, tratando de ser positivo.

"¿Qué hay de mi admisión?" Preguntó Fox.

"Ya haz sido inscrito bajo el nombre de Kei Fox. Comienzas mañana a las nueve en punto", respondió Katt entregándole a Fox un sobre que extrajo de la caja. "Tu nueva identificación y horario se encuentran adentro".

"Bien", dijo Fox aceptando el sobre.

"Una cosa más. El General me ha pedido entregar algo a Slippy Toad", dijo Katt mientras se aproximaba al anfibio.

"Esta tarea agregará otros tantos a su fondo común, será mejor que no la rechaces. Está demás mencionar que yo también resultaría beneficiada si aceptas", agregó sonriendo de oreja a oreja.

"¿Qué es?" Logró preguntar Slippy, tratando de desatar el nudo que se había formado en su garganta. Algo en Katt le recordaba demasiado a un cierto Falco Lombardi y lo estaba poniendo nervioso.

"Nada muy complicado, es un nuevo sistema de vigilancia permanente. Deben ponerlo a prueba"

Falco literalmente saltó de su lugar.
"Por favor, no esperan que de verdad aceptaremos a eso, ¿verdad?"

"Por supuesto que no". Fox no toleraría algo semejante, era el colmo.

Slippy se puso de pie, confundido.
"Pero-"

"Sólo es un chip, es tan pequeño que hasta se olvidarán que lo traen puesto", interrumpió Katt, encogiéndose de hombros. "El general sabía que serían renuentes a esta experiencia, por eso es que está dejando el proyecto en manos de Slippy. Nadie más que él sabrá su situación. No es con la intención de mantenerlos bajo la mira, es sólo experimental".

Fox no cesó de negar con la cabeza durante toda explicación.
"Experimental o no-"

"¡Déjense de tonterías! No somos ratas de laboratorio" gritó Falco.

"Pero puede que esto nos sea de mucha ayuda, Falco", replicó Peppy, tratando de ser razonable. "Además, ninguno de nosotros ha dejado que Slippy dé su opinión".

Slippy sonrió en dirección a Peppy.

"¡Acepto!"

Fox y Falco lo miraron boquiabiertos.

"¿Qué?"

"Sería un honor cumplir esa clase de misión. Después de todo, la tecnología es mi fuerte ¿No es así, Fox?"

"Pues..." Comenzó Fox, rascándose la parte posterior de su cabeza. La verdad, si se detenía a pensarlo un poco más, no era de extrañarse que Slippy aceptara ser parte del experimento. "Está bien".

Katt sonrió y le entregó un pequeño disco a un muy contento Slippy.
"Buena elección. Ahora, si me disculpan, debo ir a dormir"

"Katt, ¿a dónde vas?" Preguntó Falco, siguiéndola de cerca.

"A tu pieza, ¿dónde más?", respondió mientras abría la puerta y entraba a la habitación.

"¿Qué?", pero Katt ya había cerrado la puerta en su cara. En un esfuerzo por recuperar su dignidad, Falco se dio vuelta para dirigirse a sus compañeros de equipo.

"¡No usaré ninguno de esos aparatos!"

Dicho esto, Falco se volteó y entró en su habitación.
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Falco cerró la puerta a sus espaldas, las luces de su habitación estaban encendidas y Katt estaba sentada sobre su cama. Falco relajó sus hombros y se aproximó a ella.

"Debes usar ese chip, de todas las cosas que está creando el gobierno de Corneria, esta debe ser una de las pocas no letales que sirve de algo"

"¿Por qué estás aquí?"

"Trabajo", contestó Katt, tajante.

Falco sonrió. Hacerse la difícil era típico de ella.
"Ésa no eres tú, no eres tú en lo absoluto. Tú no trabajas para nadie", dijo mientras se sentaba a su lado.

Katt movió una de sus orejas y sonrió.

"Han pasado... ¿dos años? He cambiado. Los Hot Rodders ya no son mi vida".

"Alguien como tú no trabajaría para Corneria de un día para otro. ¿Que sucedió? ¿Te amenazaron?" Su tono se volvía cada vez más grave.

"¿Recuerdas... el Catspaw?" Comenzó Katt. "El General me llamó un día pensando que estaba peleando del otro lado, luego de que vieran el Catspaw en una de las batallas de MacBeth. Mi Catspaw".

"¿Qué?"

"Hace un mes, mi división fue asaltada... Quemaron la base, pero no encontramos restos del Catspaw en ningún lado", dijo y estirando ambos brazos, se recostó en la cama mientras un enorme bostezo salió de su boca. "Sospechábamos de mercenarios contratados por alguien, pero nunca creímos que ése alguien sería... Andross".

"Robaron el Catspaw... ¿Andross está fabricando prototipos a partir de él?"

Katt no respondió, la respuesta quedó suspendida en el aire. Falco suspiró molesto, no podía creer que tenían un problema mucho más grande que un grupo de asesinos.

"No sabía donde localizarte, por eso cuando el General me llamó con este encargo, acepté" dijo Katt sentándose nuevamente. "Necesito unirme a tu equipo y recuperar mi Catspaw".

"No".

"¡Pero-!"

"No sucederá", refutó Falco, poniéndose de pie y dirigiéndose a la puerta.

"Nunca cambiarás..." Dijo Katt, se había levantado y adelantado a Falco, saliendo de la habitación antes que él. "Tendré mi Catspaw de vuelta, Falco, con o sin tu ayuda". Con esas últimas palabras dejó el apartamento, con destino desconocido.

Falco gruñó y se devolvió a su habitación enfadado. Sabía que no había nada que pudiera hacerle cambiar de parecer.

19.9.07

Actualizaando... nota personal

=d Zafiro está re-escrito... dieron mas de 5000 palabras.

Y por ley del juego no debo sobrepasar las 4000....
tuve que traspasar esas 1000 a Garden City Pt.1
y las 1000 que me sobraban de ahí pasarlas a Garden City pt.2 xD

Horror! ahora sólo faltan 7 palabras para que ese capítulo llegue a las 4000 y quede cerrado y aún no los saco de ese lugar xS por lo menos falta poco.... quizás me dé un margen de 500 palabras? sólo por esta vez.

+ nuevos bosquejos

6.5.07

Spoilers

=) mientras re-escribo algunas partes de Zafiro los dejo con algunos spoilers en imagenes.
comic [secuencia]


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8.3.07

Despertar / Awakening

Disclaimer: Ni Fara ni Star Fox me pertenecen. Son propiedad de Benimaru Itoh y Shigeru Miyamoto, respectivamente. John, Allison y Lucy, entre otros son creacion mia, por lo tanto si alguien quiere usarlos debera por lo menos darme credito a mi.
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Comenzado el 6/03/07 a las 21:58 hrs.

Last Wish
Prologue - Awakening
by Millia Vargas

Lightning Field (Instrumental) by Sneaker Pimps on Grooveshark

Electricidad comenzó a fluir por cada uno de sus nervios. Su mente había despertado, pero su conciencia aún no podía asimilar su situación dado que  el resto de su cuerpo seguía sintiéndose dormido.

Estaba desorientado, apenas y podía recordar su propio nombre. Pensar sólo le estaba provocando un enorme dolor de cabeza.

Tardó un momento, pero poco a poco, mientras sus sentidos fueron sensibilizándose a lo que sucedía a su alrededor, el resto de sus funciones motoras volvían a la normalidad.

El penetrante olor a desinfectantes, morfina y enfermedad, fue todo lo que necesitó para saber donde se encontraba.

En el hospital.

Estaba recostado en una cama, eso podía deducir a juzgar por la sensación de suaves sábanas de algodón y poliéster que lo cubrían. Era, sin embargo, imposible deducir si era de día o de noche, pues sus ojos se encontraban tapados, con lo que supuso eran vendas.

El constante bip del electrocardiograma que se encontraba atado a su pecho por medio de electrodos, era menos reconfortante que el continuo goteo de la bolsa de suero intravenoso, y aún menos reconfortante era la fría y dolorosa sensación de entumecimiento que subía por las venas de su brazo izquierdo a causa de este último.

Lo habían encontrado... pero, ¿lo habían encontrado a él? ¿Estaba él vivo? ¿Había Andross...?

Su pulso aceleró, como si hubiera despertado nuevamente de un terrible sueño. Casi sin control sobre sí mismo, su mano derecha removió uno a uno los electrodos que habían puesto en su pecho y en sus brazos. A cambio, el monitor ECG emitió un interminable y agudo pitido al no percibir signos de vida. Ese molesto sonido, no obstante, no impidió que su mano derecha se dirigiera hacia la mariposa que se enterraba en su muñeca izquierda, ni impidió que con un solo tirón fuera ésta expulsada de su organismo, sólo para ser arrojada y chocar contra un poste, provocando el sonido de plástico contra metal una y otra vez, balanceándose como el péndulo de un reloj.

No podía quedarse ahí, era lo único que tenía claro. Debía volver. Debía encontrarlo. Rescatarlo.

Con ambos brazos intentó sentarse, pero no pudo levantarse más que unos centímetros cuando lo sintió. Un grueso tubo que entraba por sus fosas nasales e irrumpía bruscamente por su garganta para descender a Dios sabía dónde. Se recostó de nuevo y tragó con mucho cuidado la saliva que había acumulado en su antes reseca boca. Sus ojos se llenaban de lágrimas debido al dolor que esta simple acción trajo.

Apretaba.

Quemaba.

¿Que mierda de hospital era ese?

Temblorosas manos se dirigieron hacia el malvado invasor, absolutamente nada impediría que él abandonara el hospital lo antes posible…

"¡Deténgase, por favor!", el grito desesperado de una mujer. El sonido de una puerta abriéndose y cerrándose, seguido por rápidas pisadas que se dirigían hacia su cama. Probablemente una enfermera.

"No debería hacer esto. Usted debe descansar", dijo la enfermera amonestándolo, mientras con increíble fuerza lo tomó de sus muñecas alejándolas de su objetivo y atándolas a los costados de la cama.

Quería gritar. Quería gritar en desesperación, a medida que los electrodos volvían uno a uno a su lugar, al igual que la mariposa. El fastidioso bip y el incesante goteo volviendo a sus oídos.

La enfermera había comenzado con el tedioso chequeo que él conocía muy bien. Fingir calma era su especialidad. Mientras más rápido se fuera la enfermera, más luego podría escapar.

Luego de escuchar por mucho rato la conversación que sostenía la enfermera con la computadora que registraba cada uno de sus signos vitales, la enfermera se dirigió a él, siguiendo así con el protocolo de cada hospital.

"Lo mantendré al tanto de los hechos, por favor ponga atención”. La enfermera esperó pacientemente hasta que él asintiera con la cabeza y continuó. “Fue encontrado en estado grave en una de las carreteras de MacBeth. Enseguida fue enviado al Hospital de la Merced en dicho planeta, donde permaneció en estado de coma inducido por siete días, durante su estadía se le suministró..."

¿Dijo MacBeth? Lo último que recordaba era haber estado combatiendo en Venom.

"... sin cambios. Hace dos días fue transferido al Hospital Militar de Corneria bajo órdenes del General, donde se encuentra usted ahora. Dentro de pocos días podremos retirar el vendaje de sus ojos. Reportaré de su estado al doctor Klein, él le dará más información sobre su condición". Terminó la enfermera y se aprontó a retirarse. Los sonidos de cada uno de sus pasos se alejaban, pero por un momento dejó de oírlos, la enfermera se había detenido.

"Alguien ha estado dando vueltas por el hospital desde que usted llegó. Dice querer hablar con usted. Le avisaré que ha despertado". Sin decir más, la enfermera se retiró, cerrando la puerta a su paso.

Luego de eso, sintió como su viejo y calmado semblante volvía. Ya no tenía ganas de escapar, pues más fuerte era su deseo de saber quién quería hablar con él, y sobre qué.

La puerta abriéndose nuevamente llamó toda su atención, una lluvia de olores emanó desde el exterior hacia adentro, incluido el olor de su visitante. El sonido de sus zapatillas arrastrándose sobre el suelo de linóleo sólo servía para confirmar su teoría. Siempre fue un hábito difícil de romper en él. ¿Cuándo fue la última vez que lo vio? Aquella vez en el centro de reparación, dos semanas antes de partir.

Sonrío, o al menos esa era su intención. Era de esperarse que fuera él el primero en llegar. Que ironía, ¿sería su visitante el que daría las noticias en vez de él?

"Me alegro que te hayan encontrado", dijo. El tono de su voz fue más que suficiente para comprender la situación en que ambos se encontraban y hacia dónde iría el resto de la conversación.

Hubo un momento de silencio, su visitante respiró profundamente. "Lo siento, olvidé que no puedes hablar"

Claro que no podía hablar. Dejó que un pequeño suspiro saliera de su boca en señal al muchacho para que continuara. Lentamente, recuerdos de ese día volvían a su mente. Recuerdos demasiado dolorosos en todos los sentidos. Su sangre hervía al recordar su traición--

"Dicen que murió..."

… Eso era lo que temía.

"No. No les creo. ¡Él no puede estar muerto!" En algún momento se había acercado, ahora estaba muy cerca de la cabecera de su cama, donde apoyó sus manos, el colchón cediendo bajo su fuerza.

Quería decirle lo mucho que lo sentía. Le gustaría no creerles también, pero si no lo habían encontrado a estas alturas, era muy difícil que lo encontraran más adelante. No había mucha esperanza.

Él probablemente ya estaba…

"¿Por qué tenía que ser él?" Su voz se había quebrado en medio de la pregunta, parecía estar llorando. Quizás siempre lo estuvo, pero no fue sino hasta entonces que se dio cuenta.

Intentó mover su brazo derecho para abrazarlo de alguna manera, pero no pudo más que levantar los dedos. Entonces recordó que lo habían atado a la cama. Estaba completamente arrepentido de haber tratado de escapar antes, lo único que podía hacer ahora era escuchar.

Lo siento, lo siento tanto.

Escuchó como el joven a su lado tomaba una enorme bocanada de aire, "Andross no fue expulsado de Corneria como dicen los medios, ¿no es así?"

No.

El sonido de sus pasos en el suelo indicaba que se estaba alejando de la cama nuevamente.

"Si fuera así, mi padre estaría aquí ahora". La habitación pasó muchos segundos en silencio, pero lenta y silenciosamente, el visitante continuó, "Andross ha tomado el control de Venom".

Era cierto. Todo era cierto.

"Peppy, debemos luchar de vuelta". Se escuchaba terriblemente serio.

Un suspiro involuntario salió dolorosamente desde su garganta. ¿Cómo podría negarle eso al hijo de su mejor amigo?

Junior....

9.2.07

Ciudad Jardín Parte II / Garden City Part II -WIP

Disclaimer: Ni Fara ni Star Fox me pertenecen. Son propiedad de Benimaru Itoh y Shigeru Miyamoto, respectivamente. John, Allison y Lucy, entre otros son creacion mia, por lo tanto si alguien quiere usarlos debera por lo menos darme credito a mi.
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Comenzado el 9/02/07 a las 14:47 hrs.

Last Wish
Chapter 11 - Garden City Part II
by Millia Vargas





Habían llegado al centro de lo que en antaño solía ser la Ciudad Jardín dentro de la capital zoniana. Ahora no era más que edificios y rascacielos muertos y abandonados. El clima y la lluvia que caía, sólo servían para hacerlo ver más gris de lo que ya era.

Ciudad Jardín era la más próxima al antiguo centro, donde sólo los más adinerados tenían la opción de adquirir viviendas. A pesar de su nombre, no era una ciudad, mas bien un complejo de rascacielos y subterráneos multifuncionales, autosustentables y sostenibles. Rara vez se veían personas entrando o saliendo de Ciudad Jardín, más que nada, porque las personas que la habitaban, vivían y trabajaban ahí. Así era como Fara podía recordarla antes de los ataques de las fuerzas venomianas.

De los rascacielos más altos no quedaba casi nada; de los edificios más hermosos, un montón de escombros; de su hogar, tan sólo el recuerdo.

"Bienvenido a mi casa" Dijo Fara, sacando un llavero con una única llave de su bolsillo. Fox no pudo evitar notar que Fara llamó a este lugar casa y no hogar. Pero no tuvo que preguntar, la respuesta era obvia, bastaba con sólo mirar el exterior.

"¿Vives aquí?"

"Digamos que sí, es mi deber proteger la base mientras los demás pretenden trabajar en la base falsa" Respondió Fara de facto. A Fara no le gustaba este lugar, pero nadie lo conocía mejor que ella. Después de todo, pasó toda su infancia en estas calles, las conocía a cada una como la palma de su mano, aún en medio de toda la destrucción.

Fara giró delicadamente la llave y la gran puerta de cristal se abrió de par en par con un crujido, los rieles necesitaban aceite.

Era un Gran Hall de entrada, típicos de los rascacielos que alguna vez sobrepasaron los 500 pisos, sin embargo, en ruinas con suerte sobrepasaban los veinte. Del techo del hall colgaba una increíblemente enorme y polvorienta lámpara de cristal. A simple vista, la sola armazón del flexo podía fácilmente pesar una tonelada. Cada una de sus perlas de cristal, semejantes a pequeñas gotas de agua, estaban atadas unas a otras por innumerables telas de araña. En el suelo, se podían apreciar miles de estas gotas desparramadas y rotas. Era como si la lluvia de afuera se hubiera trasladado y solidificado adentro.

Los muros tenían grabados, frescos, y guardapolvos de diversos diseños, formas y tamaños. Fox sólo podía imaginarse lo hermoso que fue este edificio en tiempos de paz. Nunca había visto nada parecido. Su expresión anonadada y su falta de palabras eran suficientes indicadores de su estado de impresión.

Fara suspiró, de reojo pudo ver como Fox se tambaleaba. Esperaba no tener que hacer una transfusión de sangre. Era demasiado riesgoso realizar ese tipo de operaciones en un lugar como este. Y al parecer, Fox era igual a todos los demás hombres que había conocido. Extremadamente orgulloso, o bien, extremadamente despojado de sí. Fara esperaba que fuera la última antes que la primera.

"Por aquí" Fara guió a Fox al fondo del hall. A simple vista era una pared igual a todas las demás, no obstante, a medida que se acercaban se podía apreciar mejor, una gran puerta escondida entre todas las decoraciones y frescos gastados del muro.

Con la misma llave Fara abrió la puerta. A diferencia de la puerta de entrada, esta puerta debía empujarse para abrirla. Era de esperarse que los sistemas de un edificio como este, después de los daños que sufrió durante la Resistencia, no estuvieran completamente funcionales. Fox ayudó a Fara con la tarea de empujar la pesada puerta lo mejor que pudo. Lo mismo hizo para cerrarla una vez que estuvieron dentro.

La puerta llevaba a un pasillo largo y oscuro, descendieron por una escalera que crujía con cada uno de sus pasos. Un escalofrío trepó por la espalda de Fox, por alguna extraña razón sintió que bajaba por las escaleras de Lont Valley nuevamente, un suspiro de alivio escapó de sus labios cuando tocaron fondo luego de un corto período de tiempo.

Nuevamente, otra puerta se interponía en su camino. Esta puerta era normal sin embargo, Fara simplemente la abrió con la mano, de la misma manera en que solían abrirse las puertas antes de la masificación de los sensores de movimiento. Esta era, quizás, una especie de alacena o sala de limpieza en su tiempo. Eso fue todo lo que Fox pudo deducir.

Los ojos de Fox trataban de ajustarse aún a la oscuridad de la sala cuando cruzaron el portal. Esta habitación era mucho más pequeña que el hall central. Esa era la sensación que daba.

Poco a poco, Fox comenzó a distinguir las siluetas de los muebles gracias a la luz blanquecina emitida por una pequeña escotilla en un rincón de la sala que daba al exterior. Sólo podía decir que su cueva en Papetoon era más acogedora que esta habitación. Muebles dañados, una mesa quebrada, una silla abandonada. Le impresionaba que esta "casa" tuviera cocina. ¿Fara vivía aquí? ¿Sola? Él no podría. Tendría pesadillas todas las noches, se hubiera vuelto loco. Incluso le pareció ver una rata merodeando por ahí.

Este tipo de base pasaba completamente desapercibida. Pero, ¿cómo una organización tan grande como Los Buscadores podría trabajar aquí? ¿Por qué este lugar?

"Lo siento, no tenemos electricidad... sería sospechoso en un edificio abandonado como éste, tener electricidad, me refiero. Pero cuando te acostumbras, éste es realmente un lugar muy aco-"

"¿Ésta es su base?" Preguntó Fox, escéptico en cuanto a todo el asunto.

Fara se llevó las manos detrás de la espalda y lo miró inocentemente.
"Pues sí" Respondió Fara, orgullosa. "Sólo tienes que mirar más de cerca".

Fox la quedó mirando por un momento, como si se tratara de una broma. Pero al ver que Fara no se estaba riendo, hizo un último esfuerzo por amoldar su vista. De pronto, le pareció ver por una millonésima de segundo una pequeña luz fluorescente proviniendo del refrigerador.

Lentamente, casi con inseguridad, Fox comenzó a aproximarse a la cocina. Mirando con detención el antiguo refrigerador. Antes no las había percibido, pero poco a poco comenzaron a hacerse visibles, eran pequeñas líneas de interferencia, y estaban todo alrededor. Por sobre los muebles, las paredes, incluso la rata que se había movido otra vez. Nuevamente el mismo destello fluorescente proveniente del refrigerador. Soltando un momento su herida, Fox extendió su mano izquierda hasta tocar la superficie del refrigerador con las puntas de sus dedos.

Como por arte de magia, todos los muros de la habitación desaparecieron. Fox sólo pudo observar sorprendido. Los muebles que antes se veían viejos y a punto de desmoronarse, en realidad eran modernos asientos, la mesa y la silla no eran más que una ilusión. Esta era una habitación por lo menos cinco veces más grande de lo que aparentaba en un principio y el refrigerador no era otra cosa más que una pequeña parte de la pantalla de un gran ordenador que ocupaba la mitad de la pared.

En el momento que Fox retiró su mano, toda la habitación volvió a la normalidad.

"¿Có-Cómo...?" Fox estaba deslumbrado. No tenía palabras. Bases como ésta, eran sólo comparables con el GreatFox.

"Johann diseñó los hologramas"

A la mención del muchacho, ambos, Fox y Fara, sonrieron tristemente.
"Nadie habrá muerto en vano, Fara. Te lo prometo". Dijo Fox, sujetando nuevamente su costado.

Fara acudió a su lado.
"Ven. En mi habitación tengo el botiquín de primeros auxilios. No será mucho, pero por lo menos detendré la hemorragia".

Fox la siguió. Detener la hemorragia era más que suficiente para él. Sobre todo porque estaba comenzando a sentir demasiado frío.

"Computadora, necesito agua caliente. Rápido" Dijo Fara mientras se apresuraba hacia la puerta que daba a su habitación en el ala izquierda de la sala, pasando a través de la pared falsa generada por el holograma. "Activa el modo de emergencia" Agregó. Habían llegado al fondo de la habitación, donde se encontraba la puerta que abría a su dormitorio.

"Modo de emergencia activado. Agua caliente lista". Una voz masculina, pero claramente virtual, contestó desde una ubicación que Fox no pudo descifrar.

"Gracias" Fara suspiró, girando la manilla para abrir la puerta. "La computadora funciona gracias a unos paneles solares que instalamos en los estacionamientos, yo misma la programé" Fara observó detenidamente a, al parecer, muy desorientado zorro. "¿Te sientes bien, Fox?"

Fox simplemente la observó. "Se podría decir..."
Tenía tantas preguntas, pero a la vez, había tan poco tiempo.

Fara abrió la puerta y Fox por primera vez desde que entró al edificio, sintió que no había nada adentro que lo sobrepasara emocionalmente. En el interior de la habitación sólo habían una cama y un ropero, las paredes de concreto sin pintar y una puerta a la derecha que probablemente llevaba al baño. Fox no quiso comentar nada. Algo en esta pequeña y sencilla habitación le entibiaba el corazón.

"No me gusta la suntuosidad" Comentó Fara, un poco avergonzada. No era cosa de todos los días llevar un macho de la especie a su dormitorio. De hecho. Si se ponía a tratar de recordar quien fue la última persona que entró en su habitación... probablemente, el borracho perdido que fue a correr a su baño a toda velocidad a vomitar en medio de la noche, cuando estaba a punto de llegar al séptimo sueño. Oh si, vaya que se asustó esa vez.

Fox sencillamente afirmó, dirigiéndose a la cama.

"Atrapa" Dijo Fara, lanzándole a Fox una botella con un líquido en su interior. "Quítate la ropa y ponte dos gotas del líquido en el abdomen. Inhibirá cualquier olor que provenga de tu cuerpo".

Fox obedeció dándose la vuelta y enfrentando la pared, sus mejillas sonrojadas.
'No fue lo que dijo, fue la forma en que lo dijo' fue el mantra que Fox repetía una otra vez dentro de su cabeza, después de todo, no era cosa de todos los días que alguien, dígase hembra, le pedía que se desvistiera. Los travestis que se había encontrado en la calle luego de la escuela una vez no contaban.

Fara por su parte, estaba dándole la espalda. Daba gracias a los cielos que su voz no se hubiera quebrado en medio de la última orden. Era necesario. El inhibidor de olor no serviría de nada si Fox traía sus ropas puestas. Ropas que ya estaban impregnadas con su olor. Esas ropas debían ser incineradas lo antes posible.

"Puedes quedarte con la ropa interior" Agregó Fara rápidamente. No estaba a punto de darle una de sus pantaletas a un extraño sólo por temor a verlo en sus ropas menores... o más bien, falta de estas. Se dirigió al ropero para sacar un par de lentes azulados y cuidadosamente se los colocó. Le siguieron un par de guantes de látex y una enorme maleta blanca. "¿Listo?"

"Sí" Fox estaba acostado mirando hacia el cielo, una araña estaba haciendo actividades muy interesantes en una de las esquinas. De pronto, sintió calor. Fara lo había tapado con una frazada hasta la cintura y puesto alrededor de sus piernas bolsas con agua tibia. Un suspiro de alivio se escapó de sus labios involuntariamente.

Fara sonrío.
"¿Se siente bien, no?" Preguntó Fara, soltando una pequeña risa y dándole una de las bolsas. Fox simplemente afirmó con la cabeza y sostuvo la tibia bolsa llena de agua con la mano izquierda para abrazarla contra su pecho. Podía sentir cómo su cuerpo recuperaba parte del calor perdido.

"¿Sabes lo que debes hacer?" Preguntó Fox, un poco adormilado

"Espero. Trata de mantener los ojos muy abiertos, ¿bien?" Fox asintió. Fara tenía razón, si por alguna razón se quedaba dormido, podría muy bien no volver a despertar.

"Computadora. Activa el CT escan" Murmuró Fara mientras sacaba de su bolsillo el teclado de plasma.

"Activado. Instalando monitor de ayuda nivel 3. Por favor, siga las instrucciones"

Datos comenzaron a ingresar a través de las gafas azuladas que Fara se había puesto minutos antes. Sus ojos moviéndose en todas direcciones tratando lo mejor posible de leer y memorizar todos los datos que ingresaban a toda velocidad.

"Chequeando daños internos...
Aorta. Chequeado.
Vasos 2, 5A90, 78B1-0, 81B13-9 Chequeados.
No se encuentran elementos patógenos externos dentro del sistema.
Por favor, proceda con la desinfección y retención
del traumatismo abdominal"."A los civiles se les está prohibida la venta de anestesia. Por favor, aguanta esto" Suplicó Fara. Fox apretó sus puños y cerró sus ojos.


[Dementia]
Debajo de un montón de piedras, concreto, madera y vidrios hechos trizas, emergió una sombría figura. Deformada y rasgada. Polvo caía y se juntaba a su alrededor, pero no importaba. No necesitaba sus ojos para saber adónde iba. Gruñía mientras se erguía cada vez más y más. Huesos crujían y se ajustaban a su lugar nuevamente. Cualquiera diría que era la viva imagen de Lucifer emergiendo de la destrucción.

Afortunadamente, no había nadie cerca. Panther acababa de perder la poca cordura que tenía y era capaz de matar a cualquiera que se le aproximara... Cualquiera.

Sus manos tiritaban. Una viciosa sonrisa se dibujó en su rostro. Sus caninos teñidos con su propia sangre.

No veía nada más que rojo. No olía a nadie más que a él. Su deliciosa presa. Qué delicioso sería partir sus frágiles huesos. Qué delicioso sería engullir sus intestinos. Paso a paso y lentamente, Panther retomó su camino hacia él.

No podían esconderse.

No por mucho tiempo.

Creyeron que esa pequeña bomba lo detendría a él... ¡Panther!

"¡Qué equivocados están!" Gritó a todo pulmón, seguro de que Fox oiría su furioso rugido.
Una convulsión invadió su destruido cuerpo, toneladas de sangre evacuaron por su boca una y otra vez, el suelo tiñéndose de su cobrizo color.

La sangre no significaba nada.

El dolor no significaba nada.

Sus ojos estaban ocultos detrás de sombras. Nunca dejó de marchar hacia ese lugar.

El lugar donde estaba su presa.

La respiración de uno de los soldados llamó su atención. Lentamente se aproximó al lugar donde yacía su aplastado cuerpo. Agachándose, Panther lo miró con indiferencia. Fuertemente apretó su puño y fuertemente golpeó la cabeza del soldado, literalmente reventándola. El golpe lo mató instantáneamente, el puño de Panther había roto y atravesado su cráneo, desparramando sus sesos y sangre en todas direcciones. Panther se puso de pie nuevamente.

¡Quién necesitaba un maldito escuadrón de débiles y mortales idiotas siguiéndolo! Él podría matarlos solo. No necesitaba a nadie, él era más que suficiente.

Tenía su arma cargada.

Panther se detuvo un momento para mirar detenidamente el arma en cuestión. Su histérico semblante desapareció por unos segundos para ser reemplazado por uno de disgusto. Sin pensarlo más, Panther lanzó la pistola hacia los escombros del edificio desplomado. La sonrisa volvió a su rostro.

No podía aguantar las ganas de matar. Con sus propias manos.

Una frenética carcajada escapó de sus labios partidos y descarnados.
"McCloud... Puedes ocultar tu olor... pero la sangre... ¡La sangre tiene olor propio!"

Se reía lentamente, mientras planeaba que haría luego de matar al zorro. No mataría a la fennec enseguida. Primero podría jugar con ella un poco. Luego mataría su exánime cuerpo.

No podían esconderse. Nada ni nadie se escaparía de sus manos. Él era un símbolo de la perfección. ¡Él era una máquina de destrucción!

Una hermosa rosa roja había florecido. Sus espinas estaban listas para matar.

La verdadera creación de Andross estaba suelta.


"Te estoy diciendo, Peppy. No puedo saber dónde está Fox. La configuración de este lugar cambió mucho desde los ataques..."

"Más vale que ese cabeza hueca me devuelva la motocicleta. ¡Entera!" Slippy sólo podía suspirar por milésima vez. Falco estaba seriamente afectando su paciencia. En realidad, ¿por qué tenía que soportarlo todo el tiempo? Slippy terminó la transmisión y volvió a encender su radar de bolsillo. "Supongo que tendremos que seguir a pie".

Falco asintió. No quería admitirlo, pero la incertidumbre sobre el bienestar de Fox le ponía los nervios de punta. Sin embargo, tendría que ver un arwing lleno de puercos para admitir eso en voz alta. Claro que también quería a su motocicleta, él mismo la había diseñado... sí, la quería tanto como la primera guitarra eléctrica que se compró cuando aún era un chaval.

También le preocupaba el bienestar del muchacho a su lado. Desde que le encargaron vigilar los monitores, no había despegado su cabeza de la pantalla. Estaban cagados. ¿Dónde quedaron las misiones que solían hacer antes? ¿Y desde cuándo le hacen tantos favores al ejército corneriano? Claro, claro, un poco de efectivo extra no dañaba a nadie, él no era uno de esos que se quejan por cosas como esas.

Un escalofrío trepó por su espalda. Algo en este lugar no le agradaba, quizás era la parcial destrucción de todos los edificios a su alrededor o quizás era ese apestoso olor a malicia y demencia que había en el aire.

"...A pantera..." murmuró Falco extrañado.

"¿Dijiste algo?" Preguntó Slippy. Ya sabía cuál era el camino más corto a tomar. Pero como siempre, era bueno contar con la opinión de los compañeros de trabajo. Sobre todo cuando tenían mejor oído, olfato y visión que tú.

"Sí. Creo que mientras más temprano lleguemos, más rápido nos iremos".

"¿Sabías que lo que acabas de decir no tiene sentido en lo absoluto?" Dijo Slippy, mirándolo de reojo.

"Lo sabrás cuando lleguemos" Contestó Falco.

"¿Esto significa que llevaremos el landfree?"

"Sí. Pero necesitamos un plan. No podemos usar estas calles si queremos pasar desapercibidos" Comenzó Falco, algo en esta situación le recordaba mucho al día anterior. ¿No estaban Slippy y él buscando a Fox en Lont Valley, moliendo monstruos y destrozando cuevas para salvarle el pellejo?

Slippy suspiró nuevamente, entonces sí habían problemas.
Cielos, Ciudad Jardín se veía más linda y segura en las postales.


"Chequeando...
Asepsia confirmada. Procedimiento concluido".

Fox estaba sudando. Las bolsas de agua caliente habían sido arrojadas fuera de la cama, algunas incluso se reventaron al impactar contra la pared. El tapete, de arabescos diseños, totalmente arruinado debido a la humedad.

Tanto dolor sólo era superado por el de estrellarse dentro de un arwing. Todavía tenía la sensación de ser quemando de adentro hacia afuera. Sólo por no mostrar debilidad se tragó cada uno de sus gritos de agonía. No se dio cuenta de que Fara había tomado sus ropas, y sin siquiera preguntarle, las había arrojado al incinerador que había en el baño.

Una gran explosión proveniente de arriba llamó la atención de ambos. Una pequeña luz se encendió, iluminando de rojo la oscuridad de la habitación por unos segundos, para volver a apagarse.

"Esa luz significa que algo malo está pasando ¿no?" Preguntó Fox tratando de sentarse.

"¿Puedes caminar?"
Fox afirmó con la cabeza.

"¿Cómo está tu brazo?"

Fox se observó el brazo derecho. El hueso estaba completamente molido.
"Ha visto mejores días..." Dijo Fox, tratando de sonreír a pesar del dolor.

"Bien," dijo Fara, sonando muy seria, "porque tenemos que salir de este lugar lo antes posible. Es verdad que ahora Panther no nos puede oler, pero sí nos puede seguir hasta aquí".

"Este lugar apesta a nosotros" Complementó Fox.

Fara afirmó con la cabeza, lanzándole a Fox unos pantalones.
"Espero que no eches de menos tu otra ropa"


La puerta del frente había literalmente explotado en miles de fragmentos debido a la fuerza del impacto ejercida por el puño de acero del incontrolable Panther.

"Aquí. Aquí es" El cuerpo jadeante de Panther se sacudía con cada carcajada que explotaba de su boca. "Este lugar, será tu tumba... ¡ME OYES!"

Panther se dirigió directamente a la puerta camuflada entre los frescos. Su ensangrentada nariz olfateando fuertemente. Súbitamente se detuvo, sus pupilas dilatándose. En ese exacto lugar había una mancha de sangre. Su sangre. Probablemente dejada ahí cuando Fox intentó empujar la puerta.

Panther no se molestó en hacer eso, simplemente retrocedió unos pasos y con todo su cuerpo comenzó a golpear la puerta que lo separaba a él de su botín. Sólo bastó golpear la puerta dos veces antes de que la madera cediera ante su potencia. La hermosa puerta de bellos frescos había quedado reducida a meras astillas. Con semblante inmutable, Panther continuó su camino hacia Fox.


Slippy suspiró, estaba esperando en el landfree, justo donde Falco le había dicho que esperara. Y estaba aburrido. Suspirando nuevamente, Slippy inclinó el asiento del conductor hacia atrás, apoyando ambas piernas sobre el volante del landfree, mirando hacia el cielo medio nublado, medio grisáceo que se posaba sobre él. Unas cuantas aves volaron sobre su cabeza 'como si sintieran el peligro que había en la otra dirección'. Un escalofrío invadió su cuerpo, no se atrevía a hacer ningún otro tipo de sonido, por temor a ser descubierto.

En realidad, Slippy esperaba que este plan de Falco funcionara. Tenía mucha fe en su amigo, pero no podía negar que Falco solía tomar siempre la vía violenta.

Bueno. Esta espera le daba tiempo para pensar un poco más su situación. Esto de los monitores era estupendo-No, más que eso. Tanta tecnología junta sólo se fabricaba en Corneria. Pero, no le gustaba. No le gustaba para nada. Estaba siempre preocupado, sobre todo cuando alguno de los del equipo no estaba presente. Quería con tantas ganas dejar de ver esa pantalla, pero se sentiría muy responsable si a alguno de sus amigos le sucediera algo malo sólo por no haber estado vigilando los monitores.

Era complejo. Tener las vidas de sus amigos en su computadora, dependiendo de él y sólo de él notar el más mínimo cambio. Variación que significaba la diferencia entre la vida y la muerte.

'Nunca más seré Beta-tester de nada'
Pensó Slippy, frunciendo el ceño y haciendo un pequeño puchero.


"No podemos salir por donde entramos" Dijo Fox, preocupado.

"Lo sé" Respondió Fara, una gota de sudor corriendo por su frente. "Computadora, abre la puerta del ropero. Ponte en guardia, te necesitaremos".

La computadora no respondió, pero motores casi silenciosos comenzaron a funcionar por debajo de sus pies, se sentía casi como el ronroneo de un gatito. El ropero comenzó a moverse a la izquierda para rebelar una enorme escotilla en lugar de un simple muro. Era redonda, de unos sesenta centímetros de diámetro, muy parecida a las escotillas de los submarinos. Era obvio que tendrían que ir a gatas. Fara se dirigió a la escotilla, abriéndola con una mano y haciendo una reverencia.

"Por favor, ve tú primero" Dijo Fara.

Esto produjo una reacción inmediata de Fox.
" primero, ir antes que una dama va en contra de todos mis principios" Dijo frunciendo el ceño. NADA le haría cambiar de parecer.

"Irás tú y es definitivo". Replicó Fara comenzando a empujar a Fox hacia el interior de la escotilla. "No te irás viendo mi trasero durante todo ese recorrido" Agregó. Un pequeño dolor de cabeza estaba comenzando a formarse con toda esta situación.

"¡¿CÓMO?!" Gritó Fox sorprendido, en realidad eso era lo último que tenía en mente... Bueno, quizás no lo último. ¡Pero definitivamente no estaba en su lista de por-hacer en un momento como éste!

Esa pequeña falta de concentración por parte de Fox fue todo lo que Fara necesitó para empujarlo por completo dentro de la escotilla.


Panther había bajado las escaleras y se encontraba en la habitación de hologramas.


Si la habitación estaba oscura antes, entonces este tipo de oscuridad no tenía nombre.

Lo único que Fox podía deducir a partir del tacto y su audición era que se encontraban en una especie de túnel, los muros a su alrededor de un material ligero, pero resistente. Probablemente concreto de baja densidad. Como una antigua cañería en desuso. A juzgar por el eco, se trataba de un sistema de cañerías. Fara probablemente sabía el recorrido que los llevaría hacia afuera.

Ciudad Jardín Parte I / Garden City Part I

Disclaimer: Ni Fara ni Star Fox me pertenecen. Son propiedad de Benimaru Itoh y Shigeru Miyamoto, respectivamente. John, Allison y Lucy, entre otros son creacion mia, por lo tanto si alguien quiere usarlos debera por lo menos darme credito a mi.
Fanfic Rating: T

" " Lo que se dice
' ' Lo que se piensa
[ ] Links a canciones que se escuchan bien en la escena siguiente
Comenzado el 4/01/07 a las 23:05 hrs.
Retomado el 01/02/07


Last Wish
Chapter 9 - Garden City Part I
by Millia Vargas





"Gracias..." Fue lo único que pudo decir Fara luego de 5 minutos viajando, estaba sentada en la parte de atrás de la motocicleta, sus manos sujetando ligeramente la cintura de Fox. El tránsito estaba expedito, pero se sentían sirenas por detrás.

"Ten..." Fox le pasó una pequeña cápsula. "Te molestarán las orejas, pero es por seguridad, debo aumentar la velocidad".

Fara recibió la cápsula e instantáneamente ésta se transformó en un casco de seguridad, el cual cuidadosamente se puso sobre la cabeza. Electricidad fluyó por los costados del casco para formar una visera que se ajustaba perfectamente a la forma de su hocico.

"¿Cómo supiste? Que John estaría ahí"

"Él se contactó conmigo, justo antes de morir" A Fox le dolía admitir que había fallado en salvarlo a él y a Lucy.

"¿Por qué, Fox?" Preguntó Fara. Su voz se oía agotada, porque así era como se sentía, agotada y devastada. Fara dejó que su cabeza se apoyara sobre la espalda de Fox

"Es necesario que escapemos de Zoness cuanto antes" Dijo Fox, "Andross está tratando de exterminar a los Buscadores y ha comenzado por ustedes"

"Andross..." Debía estar soñando. Esto debía ser causa de su cansada y traumatizada mente.


"Fueron engañados, todos ustedes. Todo este tiempo sólo han estado delatando a enemigos de Andross a solicitud de Pigma Dengar".

Fara, en algún momento de la explicación, contuvo la respiración. Lo último que sus oídos escucharon correctamente fue 'civiles inocentes'. Las siglas ZETM también llamaron su atención y despertaron en ella el mismo odio que había encerrado dentro de sí cinco años atrás. Ira que afortunadamente fue controlada con la poca razón que le quedaba.

"...Debo sacarte de Zoness cuanto antes, "continuó Fox. "¿Por qué saliste del hospital? Deberías estar descansando" Fox no pudo evitar mirar hacia atrás por un segundo al preguntar esto. Por suerte Fara llevaba el casco de seguridad puesto, de otro modo, Fox hubiera muerto con la mirada que Fara le estaba dando.

'¿Por qué me está preguntando tanto? Este tipo...!' No tuvo que pensar mucho. Su boca ya había empezado a reaccionar aún antes de que su mente pudiera pensar lo que ya estaba diciendo. "John estaba-"

"¿Sabías que John estaba ahí?" Preguntó Fox, un poco de sorpresa en su voz. "Fara, ¿dejaste que...?"

"¡NO! ¡Nunca lo hubiera permitido!" Fara interrumpió. Estaba perdiendo la paciencia, estaba actuado irracionalmente y estaba consciente de ello.

"¿Cómo supiste?" Fara guardó silencio por largo rato. Aún se oían sirenas por detrás, pero cada vez más lejos.

"Sólo lo sabía". Comenzó Fara, sus pensamientos viajando a ese fatídico día que sellaría sus destinos para siempre. "No es nada que te incumba".

Fin de la discusión.

'Fara es una mujer de muchas palabras' Pensó Fox sarcásticamente. Pensamiento interrumpido por el estridente ruido de uno de sus neumáticos reventándose. Inmediatamente la motocicleta perdió el equilibrio y tambaleó bruscamente, un grito escapó de la boca de Fara, quien se sujetó con todas sus fuerzas a Fox para evitar caerse de la motocicleta en marcha. Por fortuna, Fox pudo controlar la situación antes de que la motocicleta colapsara con el suelo o chocara con los vehículos que viajaban en las pistas adyacentes a ellos. El plato de la rueda quemaba el suelo y chispas saltaban cada vez que la motocicleta se ladeaba.

"¡Mierda!" Gritó Fox, esto no estaba dentro de sus planes. Sin pensarlo más, tomó a Fara de la cintura con uno de sus brazos, mientras el otro sostenía el volante tratando de mantener la motocicleta en equilibrio. Sin querer y dado que no podía despegar la vista del camino, la primera mano sostuvo un poco más arriba de lo que hubiera deseado

"¡Fox!" Gritó Fara, sonrojada.

Fox aún no se percataba de que estaba lisa y llanamente sosteniendo el pecho de la fennec en sus brazos, estaba demasiado concentrado en el camino.

"¡Suéltame, zorro!" Volvió a gritar Fara, esta vez molesta y con sus brazos empujando a Fox hacia adelante.

Esa fue la última gota. Fox estaba harto.
"¡Parece que no logras comprender nuestra situación!" Había explotado.

Al obtener esta reacción, Fara inmediatamente dejó de moverse. Esta nueva posición de liderazgo le dio a Fox suficiente tiempo para sujetarla mejor, en ese momento, se percató del motivo de la ira de Fara.

"Lo-Lo siento, mucho". Tartamudeó Fox, sus mejillas se sentían muy acaloradas de sólo pensar. La motocicleta tambaleó bruscamente una vez más.

Rápidamente, Fox soltó el control de la motocicleta y saltó hacia el techo de un desafortunado landfree de carga que pasaba cerca. En el momento en que ambos dejaron la motocicleta, los cascos que llevaban puestos se reconvirtieron en cápsulas, las cuales cayeron rápidamente al suelo de concreto, olvidados.

La motocicleta, totalmente fuera de control colisionó con la parte delantera del vehículo en movimiento. Instintivamente, Fox botó a Fara de bruces contra el techo del landfree, cayendo él junto con ella. La motocicleta había sido lanzada hacia arriba después de la colisión, pasó por sobre ellos unos cuantos centímetros más arriba, literalmente por sobre sus cabezas.

"Falco me matará" Fox se quejó dramáticamente, recuperó su seriedad cuando sintió el cuerpo de Fara tiritando debajo de su mano. Fox no pudo más que observar como sus grandes orejas se acurrucaban hacia atrás para protegerse del viento, la forma como Fara levantaba lentamente su cabeza para mirarlo a él y sólo a él con esos ojos color verde esmeralda.

"¡Me rompiste la nariz, idiota!" Un pequeño hilo de sangre comenzó a caer por la parte del cuerpo en cuestión, para terminar en sus labios, seguir rodando hasta su mentón y caer lentamente al techo del landfree.

"Lo-lo siento" Murmuró Fox, atónito. Nunca pensó que una mujer tan enojada pudiera verse tan atractiva al mismo tiempo... Pero definitivamente no era su tipo. Definitivamente no.

Fara gruñó, con una de sus manos retiró la sangre de su rostro. No quería admitirlo, pero no era más que un pequeño rasguño comparado con otras heridas que había sufrido. ¿Y que hacía ese zorro libidinoso mirándola?.

De pronto, Fox rompió todo contacto visual con Fara, sólo para mirar hacia abajo.

"Nuestra parada se aproxima, ¿crees que puedes saltar por tu cuenta?"

"¿Saltar?" Fara no se había dado cuenta, pero el landfree de carga que los llevaba se había elevado unos veinte metros por sobre el nivel de la tierra. Fara se puso de pie al ver que Fox lo hacía. Un pequeño escalofrío corrió por su espalda. Por debajo de ellos pasaban filas llenas de landfrees, a la distancia se oían sirenas e incluso helicópteros. Las fuerzas armadas los alcanzarían si no saltaban.

"¡No hay tiempo!" Gritó Fox, todo sonido salido de sus labios opacado por el viento que chocaba con su rostro, su pelaje y ropas desbaratándose en todas direcciones a causa de éste.

Fara no tuvo tiempo para seguir pensando ni responder a la pregunta que le fue hecha, Fox ya había tomado impulso y en el momento de saltar del landfree, agarró a Fara por la cintura nuevamente. Sus pies ya no tocaban más que aire.

"Sujétate a mí. Te prometo que no te pasará nada si lo haces". Murmuró Fox al lado de su oreja, tan ligero, casi como si el viento le hubiera hablado. Fara obedeció, casi en un estado de ensueño y cuidadosamente posó ambos brazos alrededor del cuello de Fox, quien de vuelta, colocó sus brazos alrededor de su espalda. Por alguna extraña razón, con este extraño, Fara se sintió más segura que nunca desde el día que murieron sus padres. Cerró sus ojos, y sintió como el viento y la gravedad los enviaban hacia abajo. Por un segundo, le pareció que estaban volando hacia arriba en lugar de caer.

Así, con el sol de otoño siendo un mero punto de luz y calor en el cielo zoniano que irradiaba sus virtudes sobre sus rostros, Fox y Fara se lanzaron en caída libre al vacío más iluminado.

Hacia la libertad.




Llevaban más de 10 minutos persiguiéndolos. Era imposible que escaparan. Era imposible que vivieran para ver el día de mañana. Los mataría. Primero a la fennec, luego al zorro rojo, lentamente. Vería su sangre caer al suelo y acumularse a sus pies, y le gustaría. Le gustaría mucho.

Los sentidos de Panther eran más agudos que los de cualquier otro soldado, policía o persona. Lo eran porque Panther fue creado por Él específicamente para eso. Era imposible que pudieran escapar. Porque era imposible que ocultaran su rastro.

Los ojos de Panther escudriñaban el suelo; su olfato, el aire.

"¡Deténganse!" Gritó Panther a través del megáfono del vehículo donde iba. Un grito tan imponente y poderoso, que toda la caravana de policías que iban por tierra se detuvo en seco.

La puerta del landfree fue abierta bruscamente, las botas de combate de Panther levantaban el polvo de la calle en cuanto tocaban el suelo. Lentamente, pero seguro, Panther se agachó y recogió dos cápsulas.

"Cascos..." Murmura Panther. Una siniestra sonrisa se dibujó en su rostro.

"Se dirigen al centro de la ciudad" Sugirió un soldado.

"No..." Murmura Panther. Su sonrisa nunca abandonando su rostro. "La fennec tiene rastreadores nuestros. Activen todos los sistemas".

"¡Sí, señor!" Respondió el soldado, llevando su mano hacia su frente y retirándose rápidamente.

Segundos más tarde, una carcajada escapó de los labios de Panther. Su mano derecha despedazando las cápsulas que sostenían.

Primero mataría a la fennec, luego al zorro rojo. Lenta y dolorosamente. Y le encantaría.

"Nunca pensé conocerte bajo estas circunstancias... Fox McCloud.
Que comience la cacería"




A medida que más se acercaban al suelo, los brazos de Fara apretaban cada vez más y más el cuello de Fox. Un pequeño grito escapó de sus labios.

"Por favor, no dejes que me quiebre algo" Rogó Fara. Fox sólo pudo reír ante esa petición, precisamente tenía eso en mente. Lo único inevitable era no sentir dolor.

Lo que en realidad fueron segundos, parecieron minutos para Fara. Faltaban menos de cuatro metros, era imposible retroceder y volver al añorado y seguro techo del landfree, o mejor aún, a la motocicleta.

Fox, por otra parte, no tuvo suficiente tiempo para pensar en un perfecto plan de aterrizaje, un plan que no consistiera en dejarse llevar por la gravedad y rogar a dios que no caigan encima de un montón de estiércol. Lo único que alcanzó a hacer en esos veinte segundos que se le dieron fue interponerse entre Fara y el suelo, esperando que la mayor parte del impacto lo recibiera él y no ella.

Perdió el conocimiento luego de impactar con la primera cosa que pasó por su camino.




Algunos de los que andaban en tierra vieron como dos sujetos se lanzaban de un vehículo en movimiento hacia abajo, velozmente cayendo al suelo y aterrizando con una nube de polvo, derribando algunos tanques de basura, el sonido de un cristal rompiéndose y muchos agonizantes quejidos de dolor. A pesar de la sorpresa, nadie se detuvo más de una milésima de segundo. Les hacían un favor al pretender que nada había pasado, sobre todo luego de que se hubieran puesto sus fotografías en cada una de las pantallas de la ciudad. Eran "terroristas" buscados. Los causantes de la explosión en las inmediaciones de ZETM.

Con un quejido, Fara se levantó lentamente del suelo. Estaba totalmente adolorida, pero afortunadamente, ninguna de sus extremidades resultó fracturada, dislocada o desgarrada. Fox había cumplido su promesa a la perfección.

Hablando del diablo...

"¿Fox?" La voz de Fara no superaba un tímido murmullo. No hubo respuesta.

Rápidamente, Fara revisó los alrededores con su mirada hasta que lo encontró. Uno de sus brazos sobresalía por debajo de un tanque de basura. Una fractura segura. Cada uno de esos tanques pesaba media tonelada estando vacío. Fara suspiró, nunca se imaginó que Fox fuera a protegerla de la caída, quizás por esa razón decidió ir a socorrerlo en lugar de seguir escapando por su cuenta.

"Idiota..." Murmuró Fara.

Con ayuda de unos bloques de concreto, Fara pudo levantar el tanque lo suficiente como para sacar a Fox por debajo de éste. Notó con horror que un enorme pedazo de vidrio se había enterrado en su costado derecho, el cual decidió dejar por miedo a provocar una hemorragia mayor, pues no podía darse el lujo de dejar que Fox se desangrara en un lugar como éste.

"Ugh..." Fox comenzó a moverse lentamente, haciendo un chequeo mental general: Fara estaba ilesa. No podía decir lo mismo por él, había perdido conocimiento por no sabía cuánto tiempo, rogaba que no fuera mucho, su brazo derecho estaba roto y su costado derecho desgarrado. Rápidamente llevó su mano izquierda a dicho lugar y sostuvo firmemente para impedir que la sangre siguiera saliendo de su organismo. No podía ser peor en realidad, sus ropas emitían un horrible hedor.

"Tanto por rogar no caer sobre una pila de estiércol..." Pensó Fox en voz alta. Aún estaba acostado, debía acostumbrarse un poco más al dolor. Como si Fara hubiera leído sus pensamientos, Fox sintió como ella lo tomaba por debajo de los brazos para intentar levantarlo. Al ver esos esfuerzos en vano, Fox insistió.

"Fa-Fara... arrástrame hacia el fondo de ese callejón" Fara obedeció. Ambos estaban de acuerdo. Necesitaban encontrar un lugar más guarecido de la luz y de los ojos de Andross.

Mientras Fara realizaba esta tarea, la mente de Fox trabajaba a mil por segundo. Tenían un inconveniente, Fox no podría correr. Pero podían continuar con el plan. Inconscientemente, Fox apretó aún más su herida, no le gustaba la idea de dejar su sangre y ADN desparramados en una ciudad liderada por Andross. Era un riesgo que él no podía darse el lujo de tomar, pues no sabía que artificios podría hacer el Doctor Andross con ella.

De pronto, recordó algo muy importante.

'Tenía rastreadores incrustados en las suelas de los zapatos...'

"Tus zapatos... quítatelos" Dijo Fox.

"¿Disculpa?" Esa debía ser una de las órdenes que Fara nunca pensó que iba a escuchar en su vida. Inmediatamente se detuvo.

"Y la chaqueta también" Justo antes de que Fara lo botara al suelo para probablemente darle la mejor golpiza de su vida, Fox continuó, "Dengar ordenó que pusieran rastreadores en sus zapatos, probablemente tengas bichos en la chaqueta. Eso fue lo que John me dijo".

Si Fox no hubiera continuado, Fara lo hubiera botado y barrido el piso con él. De lo cual hizo lo primero, sólo para satisfacer la molestia generada por esa propuesta indecorosa. No obstante, Fara no podía más que creerle a Fox. Su chaqueta y zapatos pronto quedaron abandonados en el húmedo suelo del pasaje.

Fox se aproximó a gatas a las prendas en cuestión, se sentó y con suma meticulosidad trató de atar los cordones de los zapatos, haciendo todo lo posible por mantenerlos unidos a la chaqueta. Tarea no muy sencilla de realizar con una sola mano.

Mientras Fox trataba de resolver ese problema, Fara se preocupó de evaluar los alrededores, afortunadamente, era un lugar en el que ella estaba muy familiarizada.

Se encontraban al sur del actual centro cívico de la ciudad. Podía saberlo por la antigüedad de los rascacielos que allí se encontraban, la gran mayoría de ellos estaban totalmente abandonados. La razón era más sencilla de lo que uno se imagina. No mucho más lejos, se encontraba lo que solía ser el centro antes de la invasión venomiana. En estas calles se lidió la peor parte de la batalla entre las fuerzas de la resistencia y de las de Venom que querían tomar el poder. Calles marcadas por la historia, muros que contaban la cruenta batalla en cada una de sus trizaduras y hendiduras, en cada una de sus manchas...

El sonido de un cristal rompiéndose en miles de fragmentos la sobresaltó. Fox había lanzado su chaqueta y zapatos hacia un departamento tres pisos más arriba. Continuaba sentado y Fara por un momento se preguntó de dónde había sacado la fuerza para lanzar todos los objetos a una altura de aproximadamente nueve metros.

"Espero que eso nos dé más tiempo del que tenemos para escapar, debemos llegar a la ex embajada de Corneria lo antes posible" Fara sólo lo observó en silencio. Fox sonaba agotado. Estaba perdiendo demasiada sangre, demasiado rápido y sus pantalones estaban comenzando a teñirse con la rojiza sustancia. Fara se dio cuenta inmediatamente, no podrían llegar a la embajada si Fox seguía sangrando de esa manera.

Decidida, Fara se aproximó a Fox y lo tomó nuevamente. Esta vez pudo levantarlo.

"Te llevaré a la base, necesitas tratamiento. No estamos muy lejos"

"Pero..." Reclamó Fox, comenzando a caminar por su cuenta.

"Y no te vas a negar"

"Su base fue saqueada, John-"

"Nunca nos hubieran encontrado si hubiéramos estado siempre en nuestra verdadera base" Dijo Fara tajantemente. Sin decir más, comenzó a guiar el camino. Fox la seguía detrás con pasos firmes y rápidos, casi como si no estuviera herido en lo absoluto, pero de haber estado en óptimas condiciones, Fox hubiera preferido correr. El truco de las zapatillas les daría unos minutos de ventaja pero no más que eso.

"Johann..." Comenzó Fox.

"¿Johann?"

"Era él todo este tiempo ¿no?. Ayer en Lont Valley, ustedes querían eliminarme como lo hicieron con Samantha Coll, porque temían que fuera a hecerle daño, ¿no?"

"Sí", suspiró Fara, mirando hacia el suelo mientras caminaban.

Fara guiaba el camino. Desde atrás, Fox sólo podía ver su nuca, pero no necesitaba verla de frente para saber cómo se sentía.

Ni Fara ni Fox hablaron más por el resto del camino. Ocasionalmente, Fox inhalaba fuertemente para evitar que cualquier quejido saliera de su boca. Su especialidad era el aire, la actividad en tierra no era su fuerte. Tenía su arma y sabía muchas técnicas de combate cuerpo a cuerpo, pero eso nunca sería suficiente para derrotar a todo un escuadrón armado.

Un poco de suerte les fue mandada por los dioses, había comenzado a llover. Fox rogaba para que esta llovizna fuera suficiente para borrar sus casi siempre imborrables rastros de olor.



No muy lejos de ese lugar, Panther y su equipo de militares armados se encontraban en el lugar donde Fox y Fara habían caído luego de lanzarse del landfree.

"Señor, las señales vienen de ese edificio", dijo un militar.

"¡Registren el lugar!" Ordenó Panther.

"¡Sí, señor!", dijeron los militares al unísono, entrando uno a uno en el edificio. Después de ellos entró Panther.

4.2.07

GARDEN CITY




un poco de como me imagino Garden City [antes de estar en ruinas]