15.11.06

Paseo a Lont Valley / A trip to Lont Valley

Disclaimer: Ni Fara ni Star Fox me pertenecen. Son propiedad de Benimaru Itoh y Shigeru Miyamoto, respectivamente. John, Allison y Lucy, entre otros son creacion mia, por lo tanto si alguien quiere usarlos debera por lo menos darme credito a mi.

Fanfic Rating: T

" " Lo que se dice
' ' Lo que se piensa
[ ] Links a canciones que se escuchan bien en la escena siguiente


Retomado: 12-02-2017

Last Wish
Chapter 3 - A Trip to Lont Valley
by Millia Vargas




Aunque recién estaba amaneciendo hacía calor. El denso aire de Zoness fuera de la ciudad era tan insoportable que podría tumbar a cualquier ser que se atreviera a salir del cobijo de la sombra, de haber alguna. No se observaba ser viviente alguno, pues al parecer todos estaban conscientes de que el árido clima de la zona podría matar a cualquier viajero o animal desprevenido sin piedad.

Pero esos no eran Fox y su nueva guía fennec.

Luego de encontrarse a la hora prevista en el lugar señalado, manejaron muchos kilómetros hasta llegar al fin del camino. Donde Fara debió dejar atrás su adorado vehículo y continuar el viaje a pie, ya llevaban una hora caminando.

Ella iba adelante, guiando el viaje. Era en situaciones como ésta cuando agradecía tener grades orejas que la adecuaban perfectamente al calor del desierto. Volteó la cabeza para ver a su acompañante que iba detrás, al parecer estaba manejándolo bastante bien.

'Pero no por mucho tiempo más', pensó amargamente, pues muy pronto llegarían a su destino.


¡Qué calor hacía! ¡Era un verdadero infierno! pensó Fox mientras sentía que sus pasos se hacían cada vez más cortos y pesados conforme avanzaban y eso que sólo habían estado caminando por una hora. ¡Ni el calor de Papetoon era tan insoportable! Esperaba secretamente que la fennec no volviera a mirar hacia atrás en un buen rato más, ya que probablemente no podría seguir montando el acto de que todo estaba bien... Era un tortuoso camino a... a...

"¿A dónde vamos?"

"Estamos en Lont Valley"

"¿Estamos?" Tanto pensar en el calor le había impedido pensar en su entorno. Lont Valley no era un desierto, era una ciudad medianamente próspera... Muy turística. ¿Dónde estaban los edificios?

No lo había notado, pero bajo toda la arena aún se podrían ver los destrozados caminos de la ciudad. Parecían restos de una batalla. Era justo como el Katt había indicado, recordó Fox.

Fara sonrió con pesar. Había olvidado que él no era de Zoness.

"Primero fue el ataque a Garden City hace cinco años, la destruyeron y a todos los que vivían en ella. Lont Valley fue el segundo lugar de Zoness en ser arrasado por naves de Venom, tres años atrás. Hasta hoy ninguna autoridad se molesta siquiera en insinuar la situación de la zona, mucho menos enviar ayuda. Probablemente porque los ataques cesaron. Quizás Andross no encontró nada de interés aquí, o quizás sólo quería recordarnos que él podía destruirnos si quería..."

Fox no pudo evitar pensar lo sospechoso que eso sonaba. Andross no dejaría un lugar que pudo tomar con tanta facilidad. ¿Podrían las autoridades del planeta tener alguna vinculación, ya sea directa o indirecta con ambos ataques?

Los escombros de la última batalla estaban intactos, en la misma posición que estaban la última vez que Fara visitó el lugar un mes atrás, cual recordatorio de una derrota, de la cual nunca se pudieron recuperar.

"Nadie sobrevivió". Continúo Fara.

No obstante, la destrucción y la muerte no fueron lo peor que Venom importó a la zona.

Fara terminó ese pensamiento y se agachó súbitamente. Comenzando a desempolvar del suelo lo que parecía ser una puerta de madera en muy malas condiciones.

Fox se aproximó lo más que pudo para descifrar la inscripción que había en su superficie. Parecía la entrada de una casa. El apellido Krause, claramente tallado. ¿Finalmente conocería al sujeto en cuestión? ¿Recuperaría a Samantha Coll?

"Debido al clima, las casas de Lont Valley se construyeron muy profundo bajo el suelo. Si de verdad quieres encontrar a Johann Krause... Debemos descender".

Fox asintió silenciosamente y ayudó a Fara a levantar el pedazo de material que se hacía llamar puerta.

Cuando lograron abrirla, una oscuridad tan grande que parecía interminable se abrió ante sus ojos, una oscuridad cuyo único vínculo con la luz era la escalera que descendía de la superficie. Una brisa fría subió hacia el exterior, chocando con los acalorados rostros de Fox y Fara. No fue mucho el regocijo por el cambio de temperatura, pues junto con la brisa sus narices percibieron un olor a putrefacción tan fuerte que los dos zorros se vieron obligados a cubrirse los hocicos con ambas manos, sus ojos aguándose.

Sin pensar un minuto más en el mal olor, Fox fue el primero en descender por las escaleras. Era un infierno ahí abajo también, pero devolverse estaba fuera de discusión.

Luego de descender un par de metros, el último atisbo de luz había desaparecido y dentro de la más absoluta oscuridad, Fara encendió su linterna, nuevamente guiando el camino.

Por suerte, ya no sentían calor.

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